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Sandra Cuevas despide a los directivos de su alcaldía que reprimieron manifestación sonidera en Santa María la Ribera

La alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, ofrece conferencia de prensa tras los altercados en Santa María la Ribera.Victoria Valtierra Ruvalcaba (CUARTO OSCURO)

El conflicto en el quiosco popular morisco de la avenida Santa María la Ribera, en la capital mexicana, ya se ha saldado con dos despidos. La alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, retiró de sus cargos a los directores generales de Gobierno e Imagen Urbana, debido al enfrentamiento que se registró este domingo con funcionarios de la alcaldía con quienes se manifestaron para defender las actividades recreativas que se organizan en ese cuadrado La polémica se viene arrastrando desde hace unos meses. Cuevas ha ordenado el cese de los bailes públicos, en los que participan ancianos, para dar solución, ha dicho, a las quejas de los vecinos molestos por el ruido. Los colectivos culturales preparan ya sus actividades para luchar contra el “clasismo” del que acusan a la alcaldesa.

Este domingo, los alrededores de la plaza se vieron envueltos en un rifirrafe en el que uniformados de la alcaldía y otros que no portaban uniforme agredieron a los vecinos que querían continuar con sus actividades. Los videos muestran cómo fueron atropellados e impedidos de manifestarse, por lo que hoy se interpondrá una denuncia ante la Fiscalía. “Los grupos de choque usaron la violencia, nos atropellaron, nos robaron los equipos, que solo nos los devolvieron a la una de la mañana, incompletos y dañados. Le pegaban a la gente”, criticó Checo, miembro del colectivo Acción y Cultura de Santa María la Ribera, en declaraciones a este diario.

La alcaldesa ha desestimado a los responsables de dicha actuación, pero la polémica está lejos de acabarse. “Ahora se están metiendo con la librería Volcana, porque nos dieron luz para seguir con la música”, dice Checo, como quiere que lo llamen. La librería ha recibido una comunicación en la que se informa que hoy tendrán una inspección por parte de la alcaldía.

Esta activista cultural denuncia el “clasismo y la represión” de Cuevas contra los movimientos culturales que se desarrollan en la zona desde hace más de una década. “Nos acusa de vender drogas o alcohol, ese es el más estúpido de todos los argumentos, porque precisamente estos grupos ayudaron a combatir el alcoholismo y la drogadicción en la zona, con talleres y otras actividades para jóvenes y adultos mayores, hasta 18 ha habido proyectos en este lugar”, dice.

El resto de los argumentos de Cuevas tienen que ver con el ruido y el robo de luz. Checo responde que el sonido de la música es de 65 decibelios, que está establecido por ley, y que no son los únicos que celebran, gritan, bailan o venden en la zona. “El bullicio es parte del barrio, es una romería completa los domingos, es lo que le da vida al lugar. El problema es que a la alcaldesa no le gustan nuestras actividades, porque no están en su agenda cultural. El barrio se está gentrificando con bares y más bares pertenecientes a grandes empresas. La zona cada vez es más cara, es la gran capital. Muchas denuncias vecinales son clasistas, nos acusan de tener música naca y que somos feos”, dice Checo. Precisamente, la alcaldesa tiene casa propia en el centro comercial.

Respecto al robo de energía eléctrica, la activista asegura que tenían convenios con gobiernos anteriores, y que intentarán llegar a otros con la CFE para pagar sus propios gastos. Checo reconoce que hay quejas de vecinos más moderados que reclaman su descanso y asegura que están dispuestos a regular su actividad en decibelios y por horarios. Pero ahora la negativa de la alcaldía es total e inamovible, tal y como ha asegurado Cuevas este fin de semana. “La decisión está tomada, no habrá más sonideros en el centro comercial”, dijo. La alcaldesa les ofreció otros espacios, la casa de la cultura y un deportivo cercano.

Este domingo, los afectados se han reunido con representantes del Jefe de Gobierno, con los que se muestran descontentos porque, aseguran, no les protegieron de “los ataques de los cuerpos de choque del alcalde, a pesar de que les dijeron que lo hicieran”. El gobierno central, siempre según Checo, les ordenó reunirse y negociar con los miembros designados por Cuevas para ello. Y se sentaron en esa mesa, afirma, pero dice que los trataron como “a un niño se le regaña”, con una “actitud arrogante y discriminatoria”, alejados, afirma, de cualquier negociación. “Solo son imponentes, no pueden limitar la libertad de expresión cultural en un espacio público”. La activista cultural asegura que fueron regañadas por lo ocurrido el domingo. “¿Nosotras? Ellos fueron los que cargaron contra el pueblo, nos dijeron que peleábamos como perros. Ellos fueron los miserables, nos humillaron”. Los grupos ya se están organizando para exigir la destitución de la alcaldesa.

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