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Inflación bajo control | Opinión

La inflación en el mundo ha comenzado a disminuir. Esto se revela no sólo en las magnitudes observadas de los incrementos en los índices de precios al consumidor en varios países, sino también en la evolución reciente de las presiones inflacionarias en general. En Estados Unidos, por ejemplo, la inflación ha caído desde su punto más alto reciente del 9,1 % anual, alcanzado en junio de 2022, a solo el 4 % en mayo de este año. En la zona euro, la inflación cayó desde un pico de 10,6% anual en octubre de 2022 a solo 5,5% en junio de 2023. Dentro de esta región, hay casos aún más exitosos. Por ejemplo, la inflación anual en junio en España fue sólo del 1,6%, muy por debajo de la media de la Eurozona e incluso por debajo del objetivo fijado por el Banco Central Europeo del 2%. En Brasil, la inflación ya está en solo 3,94%, muy por debajo de la tasa máxima de 12,1% en abril de 2022.

Por otro lado, los índices de presión en las cadenas globales de valor prácticamente han regresado a sus niveles previos a la pandemia. El costo de enviar contenedores desde Asia ya revirtió casi por completo el aumento observado durante la pandemia (que en algunos casos llegó al 1400%). En parte por ello, pero sobre todo por las reducciones que se han observado en los precios de la energía y de diversas materias primas, los índices de precios al productor en diversas regiones del mundo han comenzado a mostrar descensos significativos, lo que implica que en algunos casos la la inflación anual de este índice es incluso negativa.

Por supuesto, la inflación sigue estando por encima de los objetivos fijados por la mayoría de los bancos centrales. En este sentido, la lucha contra la inflación aún no puede darse por terminada, ni tampoco debemos cantar victoria de antemano. Sin embargo, lo cierto es que se ha avanzado considerablemente en la lucha contra la inflación. En primer lugar, se evitó que la inflación se mantuviera alta durante demasiado tiempo. En este sentido, el fantasma de un regreso a los años de alta inflación se ha desvanecido. En segundo lugar, la reacción de la mayoría de los bancos centrales fue relativamente rápida y llevaron rápidamente sus tasas a una zona restrictiva, es decir, a niveles lo suficientemente altos como para comenzar a tener un impacto negativo en la demanda agregada (consumo e inversión), lo que ha contribuido a reducir las presiones inflacionarias. en general. Finalmente, esta situación, junto con los factores globales mencionados anteriormente, seguramente ayudarán a que la tendencia a la baja de la inflación continúe en los próximos meses. Esto implica que en los próximos 12 a 18 meses la situación general de inflación finalmente podría regresar a los niveles que prevalecían antes de la pandemia.

En el caso de México, la inflación ha disminuido de 8.77% en la segunda quincena de agosto de 2022 a 5.18% en la primera quincena de junio de 2023. Además, la inflación general ha ido disminuyendo a un ritmo similar al anticipado por el Banco de México en noviembre del año pasado y mucho mejor que el previsto en la revisión de sus previsiones en febrero de este año. Como resultado de este mejor desempeño, el propio Banco de México ha reducido sus pronósticos de inflación en las últimas tres decisiones de política monetaria. Mientras que en febrero Banxico anticipó una inflación de 6.4%, 5.3% y 4.9% para los últimos tres trimestres de este año, ahora pronostica que las cifras serán de 5.7%, 5.0% y 4.6%, respectivamente.

Curiosamente, a pesar de estas correcciones a la baja, el instituto central mexicano ha reiterado, por decimoctava vez consecutiva, que el balance de riesgos de sus pronósticos de inflación se mantiene al alza. Debido a esta disonancia en la comunicación del Banco de México, quizás no deba sorprender que las expectativas de los especialistas difieran de las previsiones del Banco. De hecho, mientras el Banco de México espera que la inflación promedio para el último trimestre de 2023 sea de solo 4.6%, los especialistas del sector privado continúan esperando una inflación de fin de año de 5%. La brecha entre las previsiones y las expectativas para finales de 2024 es aún mayor (3,1 % frente al 4 %). A pesar de ello, el hecho de que el Banco de México haya logrado contener la inflación al consumidor en un solo dígito, que haya logrado una postura monetaria claramente restrictiva durante varios meses y que la inflación anual de precios al productor haya sido de 0 % en mayo de este año, todo ello son señales positivas en el sentido de que la inflación, aunque todavía alta, parece estar bajo el control de las autoridades monetarias mexicanas. Este no es un logro menor, considerando que hasta hace unos meses había quienes esperaban el regreso de una inflación alta y persistente, no solo en México, sino en todo el mundo. Afortunadamente, ese escenario se ve cada vez más lejano.

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