después de rodar ya no estoy aquí, Juan Daniel García Treviño estuvo un tiempo desempleado como actor. La primera película que protagonizó tuvo un arranque tardío tras su estreno en 2019. Pero el drama dirigido por Fernando Frías, que sigue a Ulises, un joven que pasa sus días con su pandilla bailando cumbia rebajada y debe huir de Monterrey por la violencia, finalmente tomó vuelo. Y los trabajos empezaron a llegar a García Treviño. Primero fue manto de gemasde la boliviana Natalia López Gallardo; después, el civil, que recibió una ovación en Cannes; también El norte sobre el vacío; tuvo un papel en la serie narcos y un papel protagónico en adolfoel debut de Sofía Auza, que acaba de ganar el Oso de Cristal en la Berlinale. “Todo lo que me ha llegado en la vida, desde soldar hasta actuar ahora mismo, ha sido así”, cuenta el actor a EL PAÍS.
García Treviño (Monterrey, 23 años) habla con la confianza que sedujo al equipo de fundición quien lo seleccionó para interpretar a Ulises en ya no estoy aquí entre decenas de adolescentes de los barrios de la periferia de Monterrey. El viernes por la tarde lo esperaba acostado en un banco con su novia, Sasha González, de 25 años, también actriz y cantante. Llevaba un gorro de lana, camiseta y pantalón negros, tenis blancos y un collar que su pareja le hizo con su cuero, una perla negra y conchas de Tahití. Los dos, con lentes oscuros, pasaron desapercibidos entre los vendedores, músicos y escolares que se encuentran a esa hora en el centro de Coyoacán, al sur de la Ciudad de México. La entrevista, en realidad, debería haber sido el día anterior, pero García Treviño no había podido ver la película que estaba promocionando, manto de gemasy prefirió entrar en la habitación para no hablar sin saber.
– ¿Eras de las entrevistas de ayer? Porque ayer tuve entrevistas. A apologético… Pues no, porque ¿qué me iban a preguntar si no lo había visto?
En manto de gemas, que se estrena el 9 de marzo en salas comerciales, García Treviño interpreta a Adán, un joven a quien su madre intenta rescatar del narcotraficante. “Construir el personaje de Adán fue mi primer reto actoral”, explica y señala la distancia con el personaje que le llegó después, el de El Puma, que interpreta en el civil. “No tienen nada que ver. El Puma es un mal tipo, de sangre fría, que no tiene otra salida. Adam es un niño. Tiene una familia que lo apoya, que lo cuida, que quiere saber de él, y a la vez tiene gente alrededor que no es buena y el tipo no sabe qué hacer”, dice. Luego continúa: “Yo no tenía eso. no tener eso. Tuve que buscar lo bueno, porque lo malo siempre estuvo ahí y era fácil, ¿sabes? Siempre pensé arriba. Me metía en pandillas, pero ni me drogaba. Yo hacía las cosas bien. y me pasaron”.
El actor se instaló en la Ciudad de México luego de filmar manto de gemas. “Dejé de hacer muchas cosas para venir y apostar por algo que no sabía si iba a acertar”, dice el intérprete, que también es músico y ha trabajado delante y detrás de cámara a lo largo de los años. . Como lo enumera, ha sido entrenador de actores, ha ayudado en el trabajo de producción y fotografía, incluso ha demostrado ser gerente, hasta que dijo: “Vaya, esto es lo que tengo ahora, a esto le apuesto, pues lo vamos a hacer lo mejor posible”. “Y él comenzó a estar bien conmigo”, dice ella. Además de las producciones audiovisuales que ya estrenó y la obra de teatro en la que debutó en 2022 (El corrido del Rey Learescrita y dirigida por Fernando Bonilla), cinco proyectos en los que ha trabajado se encuentran en postproducción: Blue, Lost in the night, Wetiko, no le pediré a nadie que me crea y la serie feo.
“Nunca supe cómo reaccionar”
Las respuestas de García Treviño son laberínticas. Entra y sale de su historia sin detenerse demasiado en asuntos personales y de repente se pierde. Toma un sorbo del café de olla que pidió y continúa. Cuando llegó lo bueno, dice, se sintió “extraño”. Había ganado un Ariel por ya no estoy aquí, la película había aspirado a los Oscar y los Goya, los largometrajes en los que participó se estrenaron en festivales internacionales. Pero a veces, se hacía “pequeña”: “No me sentía preparada para lo que hacía. Por cuestiones familiares y económicas, tampoco me sentía cómoda donde estaba. Tenía un Ariel, ¿de qué me servía? No entendía muchas cosas que estaba viviendo”. “Nunca supe cómo reaccionar, él siempre me dejaba sorprender por todo. Yo nunca, nunca, nunca tengo expectativas de nada”, agrega.
En ese momento le dijeron que tenía que trabajar en su acento porque de lo contrario solo le darían “papeles de malandro”. “No tenía ni el tiempo ni los recursos para pagar un curso de acento. Necesitaba trabajar porque tengo gente que depende de mí”, dice. Ella nunca lo entrenó, pero él ha ido cambiando. “La banda de la película tiene un acento muy neutral. Y yo, no sé, a veces siento que soy como una fotocopiadora, que voy grabando todo lo que me pasa”. La lectura también le ha ayudado, añade. “En las películas en las que he trabajado, el acento nunca fue un problema”, concluye. Además, no le importa que le den esos papeles: “No me siento atacado por la gente que dice: ‘¿Te encasillan?’ No me siento encasillado, más bien así se han presentado los personajes, pero vendrán otros”.
“Mis personajes no me identifican. Yo no hago ni hice lo que hacen mis personajes, ni me los dan porque vengo de allá [de Monterrey]. Si me dan un texto, lo dirijo y lo preparamos”, dice. “Soy nuevo y estoy probando todo. Los personajes me dan eso. Ahora voy a interpretar a un personaje que es un filósofo y ahí me tienen, leyendo libros. Me gusta investigar cada personaje, en el texto siempre me estoy preparando”, dice García Treviño. La intérprete nunca estudió actuación. Sin embargo, antes y durante el rodaje de su primera película, recibió una formación actoral intensiva. Y durante la pandemia siguió aprendiendo de Marco Aguilar y Bernardo Velasco, directores de BM Casting, la agencia que estuvo a cargo de la búsqueda y capacitación del elenco de ya no estoy aquí. “Todo el tiempo me hablaba de teoría del cine, de [el director de teatro Ludwik] Margules”, recuerda.
En adolfo, última película que estrenó, García Treviño interpreta a Hugo. “Es un tipo inseguro porque no sabe quién es. Hugo no tiene mamá, vive en el campo. Lo único que tenía era su papá, pero su papá nunca estuvo orgulloso de él. De repente un día su padre se suicida y junto al cadáver Hugo solo encuentra un cactus y un papel que dice: ‘Encuentra un lugar para Adolfo’. La película, que acaba de ganar el Oso de Cristal en una categoría dedicada al público joven en el Festival Internacional de Cine de Berlín, sigue a dos jóvenes que deambulan por la Ciudad de México en busca de un sitio para el cactus. “Hugo se queda pensando por qué no era una flor, por qué su padre le dejó algo que tiene espinas, que es duro, que no dice nada”, dice.
La película, dice el actor, “es muy bonita”. “La gente ha visto mis películas allí y ven que esta es súper diferente. No es este México derrotado o violento. Es una historia de tres personajes existentes y la gente agradeció eso”, explicó. Antes de viajar a la capital alemana para el estreno de la película, donde vio cómo se llenaban las salas, el actor había dicho en su cuenta de Instagram, donde tiene 112.000 seguidores: “Este es mi primer festival fuera del país. Me muero de felicidad y nervios por ver esta película que marcó mi vida”. García Treviño también dijo que la película le ayudó a “comprender muchas de las dudas” que tiene “en la relación” con su padre, fallecido el año pasado.
“Para mí está muy claro que las películas o los proyectos, lo que sea que te llegue la vida, te llega por una razón. Él quiere decirte algo. Me miro a mí misma ahora y digo, ‘Chico, mira lo que podría haber pasado si no hubieras salido de allí’”, explica. Habla de su infancia y adolescencia en esa ciudad del área metropolitana de Monterrey, donde trata de regresar cada dos o tres meses, donde están sus amigos y donde nadie le pregunta por las películas. “Yo soy la que tiene que unirse a la conversación”, advierte. Allí también prepara, con La Tuna Records, proyectos musicales, que son suyos”pasatiempo máximo”. Por ahora, sin embargo, no piensa volver a instalarse allí: “Ahora mismo estoy centrado en la actuación y seguir haciendo cine”.
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